Who owns this pic?
Nos encontramos en una época en la que la tecnología y el internet parecen haber consumido nuestras vidas y es difícil hallar una faceta en la que éste no se involucre. Entonces se hace más difícil hablar de identidad porque se ha visto ahora determinada por los medios y la tecnología, como si nos viéramos condicionados a ella. En la vida cotidiana actual es muy difícil, por no decir que imposible, pasar un solo día sin que una persona no tenga contacto con el internet.

En la actualidad resulta demasiado extraño encontrar a una persona que no tenga un perfil en al menos una red social, y si se encuentra entonces se sospecha, ¿Es normal no tener ningún perfil en redes sociales? Pero entonces, ante tal invasión, surgen un montón de preguntas como Somos reales en redes sociales? ¿Quiénes somos en la vida real? ¿Somos capaces de pasar al menos un día sin revisar alguna de nuestras redes? Es curioso que hace unas dos décadas, el internet parecía y se decía no existir en un espacio físico, hoy parece ser, además de completamente físico, gran mayoría de nuestra esencia.

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Ahora bien, en el campo artístico y tecnológico el internet parece haber aportado gran parte al desarrollo de los medios y de las formas de expresión, sin embargo parece que ésta misma es la que reduce la capacidad de producir información y elaborar la cultura. Netamente en el caso del arte, la tecnología parece estar aportando para bien pero también para mal; hay surgido artistas por montón, pero también han decaído otros tantos. Y como ha sido el caso de varios artistas, sus obras han perdido valor, o han sido plagiadas y es difícil hacer algo al respecto. Entonces se entra en el debate de que en la actualidad, aunque el internet ha aumentado la capacidad creativa de muchos artistas, los derechos de sus obras han sufrido, se han visto plagiadas o han perdido valor gracias a otras personas o cuentas que no buscan más sino verse beneficiadas a toda costa.

Para este tema, Adolfo Estatella sustenta que es el tejido material el que da forma a la cultura, el tejido material: sí, el papel, el lienzo, eso que tocas. El internet y las nuevas tecnologías habilitaron entonces un nuevo y completo mundo de posibilidades.
Posibilidades ->
"La cultura fluye a raudales por las arterias del universo digital. Sin peso, la cultura se difunde como si careciese de sustrato material. Una vez digitalizadas las obras pierden (en principio, aunque no necesariamente) su condición inmutable. Pueden ser transformadas, modificadas, copiadas, alteradas... una imagen, una canción, una novela, una obra audiovisual..."
Adolfo Estatella
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